viernes, 9 de octubre de 2015

Cuarta Etapa: El Morche-Nerja.

¡Hola, caminantes!

Por fin, tras alrededor de nueve meses sin animarnos a continuar con la Gran Senda de Málaga, el sábado 5 de septiembre nos calzamos de nuevo las botas y retomamos la ruta en el punto exacto donde la dejamos, en la localidad costera de El Morche, ¡sin que el calor de finales de verano nos amedrentara en absoluto!


Testigo del inicio de nuestra nueva andadura fue la parroquia de Santiago el Mayor, dirigiéndonos hacia levante, hasta el paseo marítimo. Para llegar a este punto la guía indica que el tránsito se efectúa por la arena de la playa, pero nosotros decidimos ir por las calles de El Morche, pues el tramo es corto y nos esperaba un agradable paseo junto al mar hasta llegar al Faro de Torrox.

Por fortuna para nosotros el día amaneció algo encapotado, lo que mitigó en buena medida los efectos de caminar durante horas bajo el sol del septiembre malacitano. Tan animados estábamos por retomar la senda que el tiempo que tardamos en recorrer la larga Playa Ferrara de Torrox Costa nos pareció poco más que un suspiro, y el imponente faro de esta localidad nos cogió casi por sorpresa, especialmente en comparación con lo lejano e inalcanzable que se nos antojaba cuando caminábamos por Mezquitilla o Lagos en la última etapa.

A los pies del Faro se halla un interesante conjunto arqueológico, siendo fácilmente observables un par de hornos cerámicos de diferente tipología, perteneciendo ambos al siglo I d.C. También se pueden identificar los restos de una factoría de salazones, justo debajo de la “proa” de la plataforma-mirador bajo el faro, aunque hay que hacer ciertos esfuerzos para verlos bien dado que la plataforma de metacrilato bajo la que se ubican los restos dificulta en cierta medida la visibilidad del conjunto.


Tras observar el litoral desde el propio mirador (y despedirnos de los paseos marítimos), emprendimos la marcha hacia el norte, caminando por un sendero que discurre junto a la orilla occidental del río Torrox, cuyo cauce está seco en esta época del año, lo que facilitó su cruce en las dos ocasiones que el camino nos obligó a hacerlo. El valle es bastante abierto, y comenzamos a observar los cultivos en terrazas, lo que será prácticamente una constante durante el resto de la etapa.
Tras pasar por debajo de la carretera nacional 340 dejamos el cauce del río para ascender de forma acusada por un camino de hormigón que nos llevó directamente a la entrada sur de Torrox, junto al Convento de Nuestra Señora de las Nieves.


Oficialmente aquí se pone punto y final a la etapa 3 de la Gran Senda de Málaga: Vélez Málaga – Torrox, pero nosotros continuamos hacia Nerja, si bien antes nos deleitamos con las vistas del valle del río Torrox. Debido a que llegamos algo más tarde de lo que pensábamos y a que no íbamos a encontrar ningún núcleo poblado antes de llegar a Nerja, resolvimos buscar un lugar para comer algo, de modo que ascendimos por las calles de Torrox, tomando un tentempié en un bar y dirigiéndonos a la Plaza de la Constitución, donde encontramos una curiosa decoración consistente en paraguas de colores a modo de cromático parasol, que permanecerá en la localidad hasta la llegada del invierno.
Tras recuperar fuerzas comenzamos el fuerte descenso al valle del río Torrox, cruzando el medieval Puente de las Ánimas, bastante oculto por la vegetación (no vimos a los espíritus de la leyenda local, aunque claro, no era la noche de Todos los Santos). Este tramo, en el llamado Camino de Zamora, se estrecha bastante al volver a ascender de forma pronunciada.






Girando al sur empezamos a subir de forma regular hasta alcanzar unas buenas vistas de Torrox, antes de un tramo caminando por la carretera de servicio de la autovía, para volver a subir a la altura de los túneles de la misma. Aquí arriba obtuvimos una gran vista panorámica de Nerja por primera vez, así como de los espectaculares acantilados de Maro. Como hay que decirlo todo, ¡no podemos negar que nos hizo bastante bien este descanso después de un ascenso tan continuado!



La ruta transcurre después llaneando durante un gran tramo, rodeada de matorral, donde encontramos un camaleón en mitad del camino. Permaneció muy quieto mientras le hicimos un par de fotos, para emprender de nuevo su (torpe) marcha en cuanto nos alejamos de él lo suficiente. Más adelante encontramos el paisaje salpicado de casas de campo entre cultivos de mangos y chirimoyas, entre otros. Tras volver a la autovía en un descenso mucho más suave de lo que fue el ascenso vadeamos el arroyo de Meli donde confluye con el río Seco.



Por último, tras un breve tramo donde volvemos a pasar bajo el viaducto de la autovía, seguimos sin ningún problema los postes indicadores de la Gran Senda hasta cruzar el río Chíllar para realizar la última subida, ya en una urbanización nerjeña, hasta el Polideportivo Enrique López Cuenca, donde finalizó nuestra cuarta etapa de la Gran Senda de Málaga.


Esperamos realizar en pocas semanas la siguiente etapa, ¡Frigiliana nos espera!